sábado, 4 de junio de 2005

El affaire

Gracias al Dr. Jack
por el frasco de Rivotril.


Ella vació el frasco nuevo de Rivotril en sus manos. Apretó fuerte las pastillas, cerró los ojos e inspiró hondo. Las dejó sobre el edredón blanco. Jugó con ellas un momento. Las acomodó. Las puso una al lado de la otra, haciendo una hilera casi interminable. Las mezcló. Las puso todas separadas, sin que se toquen, con la inscripción hacia arriba. Después comenzó a hacer grupos de a cuatro, formando una flor con cada grupo. Armó doce flores y le sobraron dos. Pensó cuánta falta le hacía una docena de flores. Y qué bellas lucían sobre el edredón! Qué contraste de color.... Pero le molestaban las dos que sobraban. Destapó la botella de agua que tenía en la mesa de luz. Agarró una -de esas dos- y se la tomó. Después tomó la otra. Entonces miró la docena de flores -lamentando desarmar el bouquet- y empezó. Primero el pétalo de abajo de la flor número uno, después el pétalo de abajo de la flor número dos, y así, hasta terminar con todos los pétalos de abajo de las doce flores. Después comenzó con el pétalo de la derecha.... de la flor número uno, de la número dos.... más tarde el pétalo de arriba, flor número uno, flor número dos, hasta terminar con todos los pétalos de arriba. Cuándo sólo quedaban doce, las agarró nuevamente con la mano. Las volvió a apretar. Cerró fuerte los ojos y, esta vez, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. Se tomó las doce que quedaban -en un solo trago largo y doloroso- y se acostó en la cama, tapándose con el edredón deshojado.

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Casi no puedo respirar hoy             me falta el aire de tu sonrisa