martes, 8 de febrero de 2005

Invitados al Bacanal


          Ella tenía un magnetismo especial cuando de hombres comprometidos -con otras- se trataba. No porque buscara adrede enredarse con ellos, no.... Sino que, sencillamente, cada vez que un hombre se fijaba en ella, y ella en él; cuando se cansaba de saborearle las facciones y los gestos -anticipándose a los músculos, las formas y los ademanes- bajaba la vista, recorriendo suavemente el cuerpo del otro, hasta encontrarse -indefectiblemente- con el destello de lo prohibido.


          Parecía estar predestinada -¿condenada?- a saciarles los goces que otras mujeres ni tan siquiera les satisfacían.


          -Dulce condena.- Todos estos hombres desbordaban de fantasías enardecidas.... Necesitaban un lienzo limpio -de obligaciones domésticas, de dolores de cabeza, de rutinas y reclamos- donde desplegar sus habilidades artísticas -las manos embadurnadas en colores, saturando el lienzo de pintura espesa- destrezas dignas de un de Marco devenido en de Sade de tanto refrenar sus ímpetus, sus pulsiones.


          Ella era especial(mente) para eso.... una en un millón, era like a (like the) sparkling diamond.... Podía hacer que todas las mundanales preocupaciones -de ellos- se hundieran y perdieran entre sus pechos, mientras ella los cobijaba -¿tiernamente?- en su regazo.... Era el oasis de las tardes grises, atiborradas de lloviznas y trabajo. Era el remanso en medio de la aglomeración cotidiana de compromisos, horarios y crepúsculos fríos. Era la posibilidad de desbocar las ganas, de cabalgar la pasión, de domar la fiera....


          Ellos, con ella, podían ser.... a su antojo, podían hacer y deshacer.... -y deshacerse....- Podían deleitarse en todos sus sabores, y sus olores. Podían todo.... Querían todo. Y tomaban todo. Se derretían en su piel y sus texturas.... Desmandaban las pasiones y arremetían contra ella con el propósito de exorcizar la tibieza de sus días -de sus vidas-. Irrumpían vehementemente en todas sus cavidades, mullidas, esponjosas -ardientemente húmedas-, sin pedir permiso ni dar explicaciones; en acometidas contínuas, violentas, fuertes.... constantes.... Celebrando el bacanal.... Degustándolo golosamente.... Desfalleciendo en el apetito.... hasta extinguirse.... hasta consumirse.... en intentos descomedidos por agonizar tarda, glutinosa, y lentamente.


(*) Updateado a las 10:20 del martes 08 de febrero de 2005.-

No hay comentarios.:

Casi no puedo respirar hoy             me falta el aire de tu sonrisa